Diseño, Venta, Construcción y Mantenimiento de Sistemas de Enfriamiento para Procesos y Confort, Agua Helada y HVAC. Instalaciones Comerciales-Industriales

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A lo largo de la historia contemporánea se ha descubierto una serie de componentes que facilitan las actividades de refrigeración dentro de las industrias farmacéuticas y agroalimentarias, principalmente. Estas investigaciones han surgido por la creciente y nunca limitada necesidad de refrigerar, enfriar o congelar, a menores temperaturas, mayores cantidades de producto y en tiempos cada vez más reducidos para poder solventar las ofertas en el mercado y asi competir con mejores y nuevas tecnologías.

Cuando se habla de avances dentro del sector industrial, un eje muy importante es el comportamiento de las tecnologías y componentes dentro del medioambiente: si son dañinos, qué tipo de daños ejercen, la proyección en el tiempo de estos daños y qué se puede hacer para evitar o, por lo menos, aliviar los daños hechos.

Dentro de la refrigeración industrial el problema aparece cuando los componentes químicos comienzan a incidir negativamente en el medioambiente, y dejan de ser un avance industrial para convertirse en una amenaza para el ecosistema, siendo el debilitamiento de la capa de ozono el principal perjuicio. Este es el caso del refrigerante R-22.

Historia de una Tecnología

A finales del siglo pasado ocurrió una evolución a nivel mundial y se dio un salto tecnológico, por lo que el uso de los refrigerantes clorofluorocarbonados (CFC) dejó de ser la tendencia. Esto sucedió después de demostrarse el daño directo que estaban ocasionando a la capa de ozono mediante su continuo uso en las diferentes industrias. Debido a esto, se originó un plan de sustitución de refrigerantes para evitar el uso de los CFC y pasar gradualmente a las nuevas opciones que no perjudicaban la capa de ozono. Al principio fue muy práctico, porque los profesionales podían sustituir únicamente 50% del gas CFC con una de las nuevas opciones; sin embargo, uno de los grandes retos fue la variedad de componentes para intercambiar, es decir, por cada tipo de refrigerante CFC existía una nueva opción, que a su vez, no era intercambiable con otro tipo de CFC. Esto hizo que los costos aumentaran y que los equipos fueran cambiados por la complicación al solicitar mantenimientos y estar dependiendo de proveedores que no podían surtir la gran variedad de componentes.

Pasando este periodo, los refrigerantes evolucionaron a los hidroclorofluorocarbonados (HCFC), que pretendían generar un menor impacto al medioambiente, a la vez que brindaban mejor servicio a la industria de refrigeración.

El gas R-22 (conocido en la industria química como clorodifluorometano) es uno de estos refrigerantes que, aunque alguna vez fue novedoso y positivo, hoy en dia está quedandose atrás. Este es incoloro y tiene uno de los puntos de fusión mas bajo, en estado gaseoso se densidad es tres veces la del aire, y en estado líquido es 1.2 veces mas denso que el agua, éstas son algunas de las características que hicieron que su uso entrara rápidamente al sector de equipos de refrigeración.

Fue tal su éxito, que llegó a ser uno de los gases de refrigeración más usado dentro de la división de tratamiento de aire y refrigeración para todo tipo de industrias e instalaciones comerciales, educativas, e incluso domésticas; sin embargo, a pesar de ser uno de los compuestos preferidos para refrigeración y aires acondicionados, con el tiempo llegó a detectarse el daño que ocasionaba en la capa de ozono.

De manera mas específica, los gases HCFC y HFC (hidroclorofluorocarbonados e hidrofluorocarbonados) son considerados actores directos del creciente calentamiento global, siendo algunos de los gases que tienen un mayor efecto invernadero.

La Unión Europea comenzó a presionar al sector de la refrigeración industrial para limitar el uso de los HCFC, específicamente del gas R-22, por el creciente impacto al medioambiente por ser fuertes potenciadores del efecto invernadero. Para lograr este cometido se buscó interceder a nivel mundial dentro del Protocolo de Montreal: uno de los protocolos de la Convención de Viena para proteger la capa de ozono, que ha estado monitoreando el agotamiento de ésta, y que busca nuevas estrategias para reducir la producción y consumo de ciertas sustancias que han sido responsables de estos daños irremediables.

La primera vez que se negoció este documento fue en 1987 y, desde entonces, ha tenido una serie de revisiones y adicionales que pretenden encontrar nuevos caminos para evitar el creciente daño a través de objetivos propuestos para que sean cumplidos por todos los países miembros.

Ha sido tal el éxito del Protocolo de Montreal, que se estima una recuperación tangible y notoria en la capa de ozono para 2050, esto por el grado de compromiso y cooperación internacional entre todos los participantes.

Es bajo este marco que se instauró un plan para la eliminación del R-22 de manera paulatina hasta llegar a retirarlo totalmente del mercado. Para la primera etapa se acordó dejar de producir los HCFC para 2013, incluyendo esto dejar de importar, vender o usar R-22 virgen y asi comenzar el proceso de reducción de gases en el mercado; para 2015 sólo se permitió usarlo de forma reciclada o regenerada. De esta manera los productores dejarían de generar dichos gases, lo que reduciría notablemente la disponibilidad de los mismos en el mercado, logrando que las cantidades existentes se fueran agotando con el paso de los meses.

El objetivo final es la erradicación total de los gases HCFC para 2030, objetivo transcedental que está lográndose poco a poco, gracias a las estrategias planteadas desde un inicio en dicho Protocolo. Y es que las industrias tienen la oportunidad de ir cambiando paulatinamente los gases que utilizan sus equipos de refrigeración y, a su vez, los nuevos proyectos industriales tendrán que llevarse a cabo considerando previamente las medidas instauradas para la eliminación de dichos gases, obligando a considerar nuevas alternativas alejadas de los HCFC. Además, el Protocolo invita a las empresas a tomar decisiones para el futuro. Esto con el soporte de la información actual, las proyecciones al sector económico y ambiental, permitiendo que dichas decisiones tengan el fundamento de las investigaciones y recomendaciones que han sido motivadas por el grupo de países involucrados.

Industria de la Refrigeración, en Evolución Constante

Más de 5.5 millones de personas mueren anualmente en el mundo a causa de la contaminación del aire. La reducción de este factor es indispensable para la humanidad.

Toda esta cronología de hechos incidió dentro de la industria del tratamiento de aire y refrigeración industrial, por tratarse de los gases básicos para el funcionamiento de equipos y tecnología, sobre todo en el caso del gas R-22 por ser uno de los más utilizados y recomendados en los años anteriores. Incluso la Unión Europea, de manera específica, sentó sus propios límites dentro de los planes de eliminación de HCFC, estableciendo 2015 como la fecha máxima para la eliminación total del gas refrigerante R-22.

Una de las primeras, y obvias consecuencias, fue el desabasto de gas R-22: para 2014 ya era notoria su escasez por haber detenido su producción en 2013. Eso complicó el funcionamiento de los equipos ya que había dos opciones: reciclar el propio R-22 o sustituirlo con otro refrigerante autorizado; esta segunda opción ya exigía asesorarse con un especialista para hacer la transferencia de componentes de manera segura.

La asesoría de los especialistas en los sistemas de refrigeración comenzó a ser una necesidad imperante porque, hasta el día de hoy, hay varias opciones para intercambiar gases refrigerantes HCFC por no dañinos: la diferencia radica en que algunos pueden disminuir considerablemente el rendimiento de los equipos originando pérdidas importantes en producción; sin embargo, hay gases refrigerantes autorizados y recomendados que tienen una alta eficiencia energética gracias a su uso, y que esto puede significar importantes ahorros de forma económica y, sobretodo, no resultar afectados por querer evitar el daño a la capa de ozono.

Los gases refrigerantes aprobados y recomendados para sustituir el R-22 comparten una serie de características que los convierten en la mejor opción y más actualizada para aminorar el daño al medioambiente, esto mientras se encuentran nuevas alternativas menos perjudiciales.

Dentro de las características más importantes de estos nuevos gases refrigerantes se encuentra la estabilidad de los mismos en condiciones normales de presión y temperatura. Hasta ahora son los que tienen el menor efecto invernadero, tienen una notoria eficiencia energética respecto a sus predecesores y no son inflamables ni tóxicos; todo esto dando como resultado nulos daños a la capa de ozono.

Los gases refrigerantes promovidos para sustituir los HCFC con el R410A, el R407C y el R134A, entre otros.

A lo largo de la historia, distintas empresas se han enfrentado a los reglamentos y medidas cambiantes, en función de los gases refrigerantes permitidos para uso en equipos de refrigeración industrial y tratamiento de aire, y muchas de ellas se han hecho expertas en el tema pues han acompañado a sus clientes en la actualización de sus plantas, ya sea recomendando o llevando a cabo un proyecto de manera integral.

El acompañamiento y asesoramiento en el retrofit es una de las características que pocas empresas han podido generar de forma exitosa, y es una práctica que se da desde el cambio paulatino de gases refrigerantes hasta la remodelación total de instalaciones para optimizar, en la medida de lo posible, el rendimiento energético de las instalaciones de refrigeración industrial y tratamiento de aire, siempre respetando las reglamentaciones y recomendaciones internacionales, como es el caso de la prohibición de los gases HCFC.

Cada empresa tiene una solución y contexto específico respecto al tipo de equipamiento con el que se cuenta, o las necesidades del mismo. Es por ello que es necesario tomar de manera independiente cada caso para estudiarlo y detectar qué es lo que se tiene disponible al momento de comenzar.

Dentro de las principales consideraciones a tomar en cuenta está la obsolescencia de los equipos, las necesidades específicas en el momento y, en un futuro no muy lejano, en cuanto a temas de producción, asi como el impacto que puede darse con el cierre para hacer los movimientos necesarios, el impacto ambiental que se genera y, sobre todo, el costo económico del proyecto.

Aunado a las diferentes soluciones brindadas, lo que los hace especiales y competitivos a este tipo de empresas es contar con personal altamente calificado y una gran variedad de servicios que permitan dar atención integral a cualquier tipo de caso, siendo esto muy importante cuando se trata de situaciones particulares, como el retrofit en equipos existentes.

Llevar a cabo un procedimiento de sustitución de refrigerante es una labor que demanda mucha concentración y conocimiento, debido a la importancia de elegir el gas adecuado para que los equipos funcionen en las mejores condiciones. De acuerdo con esto, los técnicos deben conocer las diferentes opciones que existen, con el propósito de que su elección sea la mejor.

Contáctanos, te orientaremos y propondremos una solución a tu medida.

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Fuente: Revista Mundo HVAC&R www.mundohvacr.com.mx “Retrofit y sus beneficios”

Author

Lorena Valenzuela

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